Soy Lucrecia, y nací en una familia noble de Roma a finales del siglo XV. Mi vida ha sido marcada por el poder, la política y el sufrimiento, una trama enredada en las complejidades de la historia y la intriga.
Mis primeros recuerdos están llenos de la majestuosa villa de mi padre, un hombre poderoso y temido en la ciudad. Era el Papa Alejandro VI, un hombre cuya ambición no conocía límites. Desde joven, supe que mi vida no sería como la de otras niñas. Mi destino estaba ligado a la estrategia y a la consolidación del poder de mi familia, los Borgia.
En una cala secreta, donde el mar besa suavemente las rocas y las grutas susurran los secretos del abismo, una sirena de cabellos como llamas reposa en la orilla. Su mirada está perdida en un peine de nácar, reflejo de su soledad eterna. Cuenta la leyenda que quien escuche su canto quedará hechizado por siempre, condenado a buscar la belleza inalcanzable del océano en todo lo que ve. Pero hoy, ella canta para sí misma, añorando un amor que nunca ha conocido y quizás nunca conocerá.
La sirena de Waterhouse, con su cola de pez y su piel pálida como la espuma, es una criatura de dualidad. En su voz, hay la promesa de la eternidad y la melancolía de la soledad. Los marineros que han oído su canto cuentan historias de naufragios y sueños rotos.
Soy Edipo, hijo de Layo y Yocasta, rey y reina de Tebas. Mi vida, desde su inicio, estuvo marcada por el sello inquebrantable del destino. Una profecía sombría pendía sobre mi cabeza antes de mi nacimiento: estaba destinado a matar a mi padre y casarme con mi madre. En un desesperado intento por evitar lo inevitable, mis padres ordenaron que me abandonaran en el monte Citerón, con los tobillos atravesados y atados. Pero el destino es inexorable y siempre encuentra su camino.
El pastor encargado de abandonarme no tuvo el corazón para cumplir la orden completamente y me entregó a un pastor corintio. Este, a su vez, me llevó al rey Pólibo y la reina Mérope de Corinto, quienes me criaron como su propio hijo. Fui educado como un príncipe, ignorante de mi verdadero origen y de la terrible profecía que me rodeaba.
Mi nombre es Judith, y soy una mujer de la ciudad de Betulia, situada en la región de Judea. Nuestra ciudad estaba bajo la amenaza constante del ejército asirio, liderado por el temido general Holofernes, conocido por su crueldad y poder. Era un tiempo de gran desesperación y miedo. Las tropas asirias habían sitiado nuestra ciudad, y el hambre y la sed comenzaban a devastarnos. No había escapatoria ni esperanza visible. Los ancianos y líderes de la ciudad estaban desmoralizados y algunos incluso hablaban de rendirse. Pero yo no podía aceptar la rendición. Mi fe en Dios y mi amor por mi pueblo me impulsaron a actuar. Sabía que nuestra única esperanza radicaba en una intervención divina, pero también comprendía que Dios ayuda a aquellos que se ayudan a sí mismos.
En las profundidades de los antiguos bosques de Europa del Este, donde los árboles susurran secretos y la luna baña la tierra con su pálida luz, existe una leyenda que ha perdurado a través de los siglos. Es la historia de las Willis, los espíritus vengativos de jóvenes doncellas que murieron antes de su boda, traicionadas por aquellos a quienes amaban. Esta es una historia de amor, traición y justicia divina, en la que los corazones rotos buscan su redención en el frío abrazo de la muerte.
Las Willis son las almas inquietas de mujeres que fallecieron con sus sueños de amor y matrimonio hechos añicos. En vida, fueron prometidas a jóvenes galanes que, por diversas razones, las abandonaron, ya sea por cobardía, infidelidad o tragedia. Al morir con el corazón lleno de dolor y desesperanza, estas jóvenes no pudieron encontrar descanso en la eternidad.
Una promesa letal (La historia de Aquiles) El sol se había ocultado bajo el horizonte, pintando el cielo de un rojo profundo, casi como si la sangre se hubiese derramado sobre el firmamento. Desde nuestra guarida bajo las olas, observábamos con ojos atentos y ansiosos. Soy Thalassa, líder de las sirenas de estos mares. Mis hermanas y yo habíamos esperado este momento con una mezcla de anticipación y hambre voraz.
“Ligeia, Actea, Ephyra, Thoe,” mis hermanas me observaron... -¡Ya es tiempo!.
Asintieron con rostros resueltos. Nos deslizamos silenciosamente por debajo de las olas, nuestras colas cortando el agua con una gracia letal. Cada movimiento calculado, cada pensamiento enfocado en nuestra presa: un barco que se adentraba en nuestras aguas, sin saber el destino que le esperaba.
Sumérgete en un viaje emocionante donde la creatividad y la belleza artística se fusionan para dar vida a narraciones atemporales que siguen cautivando al mundo moderno. Desentrañamos los secretos ocultos detrás de estas obras icónicas y te llevamos en un recorrido único por la intersección entre mitología y genialidad artística.¡Déjate inspirar por la riqueza cultural que perdura a través de los siglos !