El oráculo vaticinó al padre de Psique: "Tu hija debe vestirse de novia y ser llevada a la cumbre de una alta montaña. Su esposo no será un hombre mortal sino un monstruo venenoso, una criatura lo suficientemente peligrosa y desagradable como para espantar incluso al mismísimo Zeus, dios de dioses."
Y sí lo pensamos, Eros/Amor/Cupido, era una criatura, peligrosa y caprichosa, a la que temían los dioses, pues no podían controlarlo, al igual que los humanos que a merced del amor sólo somos títeres.
Originalmente ni siquiera era una diosa, solo una ninfa, pero de alguna manera Cloris, se ha convertido en una de las deidades clásicas más complejas. Los romanos la conocían generalmente como la diosa Flora, detrás de la cual hay dos historias. Cloris/Flora se menciona en varias fuentes clásicas, pero el relato más completo de su origen no se da en las Metamorfosis de Ovidio, sino en las líneas 194 a 220 del Libro 5 de sus Fasti, que cubren el día 3 de mayo. Fasti es un calendario de fiestas y dioses, detallado en verso latino. Estos explican cómo Zephyrus, el dios del viento del oeste, violó y luego "intentó reparar su acto" casándose con la ninfa Cloris, quien rápidamente se transformó en Flora, que se muestra de manera más elaborada en la obra maestra Primavera de Botticelli, que ya publicamos en La Vida es Arte.
“Zeus se llevó a Ganimedes de cabello dorado debido a su belleza, para estar entre los Inmortales y servir bebida para los dioses en la casa de Zeus, una maravilla para ver, honrado por todos los inmortales mientras extrae el néctar rojo del cuenco dorado ". (Himno homérico 5 a Afrodita)
Ganímedes, era un apuesto joven de Troya. Su belleza era incomparable y por esa razón, Zeus lo secuestró y lo llevó al Olimpo para que le sirviera como su copero y ya que estamos de amante. El mito de Ganimedes es un hito importante en la historia de la homosexualidad.
Ha habido muchas muchas interpretaciones detrás de los sueños a lo largo de la historia. Los antiguos egipcios creían que los sueños eran mensajes de los dioses y muchos inducían sueños por esta razón. A finales del siglo XIX, Sigmund Freud reintrodujo la importancia de interpretar los sueños y afirmó que simbolizaban los miedos y deseos de la parte inconsciente de la mente, pero como sabemos los sueños no siempre son experiencias positivas.
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